En la contracubierta de este interesante libro de Eduardo Lago, se afirma que se trata de un «manual de instrucciones para no perderse leyendo el Ulises, la primera guía de estas características escrita en castellano». Y esto no es del todo cierto: primero, porque no se pueden soslayar sin más las introducciones guía de José Mª Valverde y de Francisco García Tortosa y Mª Luisa Venegas Lagüéns a sus traducciones del Ulises para Lumen (1976) y Cátedra (2004, la corregida y revisada) respectivamente; segundo, porque, como puede comprobarse en este mismo blog, en él publiqué, entre julio y agosto del 2020, LA ODISEA EN EL ULISES. Evocación personal de los pasajes del Ulises, de Joyce, inspirados directamente en la obra homérica (la edición en papel de Descrito Ediciones es de mayo del 2016). Desde luego, yo no podría haber escrito mi obra sin apoyarme, en mayor o menor medida, en las aportaciones imprescindibles de Valverde, García Tortosa y Venegas Lagüéns, David Hayman (Guía del Ulises, Fundamentos, 1979) y Stuart Gilbert (El «Ulises» de James Joyce, Siglo xxi, 1971), las de los tres primeros en castellano.
Es verdad que el libro de Lago constituye
un resumen detallado del desarrollo temático y argumental del Ulises, y,
en ese sentido, su contribución a facilitar su lectura es indiscutible, aunque
haya tenido que basarse, como es lógico, en otros trabajos anteriores. Pero también
lo es que La Odisea en el Ulises, tal y como su título sugiere, desvela
—o así lo pienso— las claves que relacionan la obra de Joyce con la de Homero,
es decir, analiza —o recrea— en qué consiste esa suerte de «palimpsesto
homérico» que subyace en el texto del dublinés y lo inspira. Por ello, creo que
La odisea en el Ulises complementa a la perfección el Todos somos Leopold
Bloom, o al revés, y a veces ambas obras coinciden en determinados aspectos:
por ejemplo, en que cada capítulo, de títulos iguales, como parece natural, comience
con un pequeño resumen de los pasajes de Homero que inspiraron a Joyce, aunque
el mío lo haga con más extensión, para posteriormente detallar las posibles
conexiones entre Odisea y Ulises.
Por otra parte, La Odisea en
el Ulises contiene, en mi opinión, otra aportación de interés: una
propuesta de antología de la novela de Joyce basada en la traducción de Francisco
García Tortosa y Mª Luisa Venegas Lagüéns para la edición de Cátedra.
Finalmente, quiero señalar, con
la intención de dejarlo muy claro, que el libro de Lago es brillante y
necesario para abordar la novela de Joyce, aunque solo sea por haber exigido
una lectura minuciosa de la misma y la consulta esforzada de una bibliografía
precedente. El mío no es tan brillante, pero también me parece que arroja luz a
la novela del dublinés. Los dos libros resultan, pues, complementarios, y la
suma de ellos podría constituir la guía más definitiva, en castellano, para
entender el Ulises.
No hay comentarios:
Publicar un comentario