Madre,
mar, Marta…
Joaquín Copeiro
Descrito Ediciones, 2013
Madre, la madre, la madre universal, tu
madre, la que te pare, la que te amamanta, la que vela tus noches de pesadilla,
la que te sirve el mejor plato, la que te ayuda con los deberes, la que
defiende la honestidad de tus acciones, la que subraya tu bondad natural, la
que lucha por tu vida, la que sufre tus dolores, la que celebra tus venturas,
la que no duerme mientras viajas, la que teme que te equivoques, la que te
ayuda a incorporarte si te caes, la que enjuga tu llanto, la que lava tus
llagas, la que restaña tus heridas, la que lame tus lágrimas, la que sosiega
tus insomnios, la que quiere a tus amigos por serlo, la que desprecia a tus
enemigos por serlo, la que glorifica tu nombre, la que ennoblece tu recuerdo,
la que dignifica tus miserias, la que lucha por tu felicidad, la que te
llama niño o niña aun cuando se halle con un pie en el estribo, la que no te
molesta ni para morirse, la que se larga sin hacer ruido, la que te deja con su
ausencia un enorme agujero en el ama. Esa es la madre que pretendo homenajear
en mi novela, la madre que justifica tu existencia, la que se merece que estés
hasta el final con ella, que la ayudes en el adiós definitivo.
También homenajeo el amor y la amistad, y
al mar, siempre capaz de acogerte como una madre.
Así es Madre, mar, Marta... Y el
diálogo continuo entre el poemario que el protagonista le escribe a su madre y
las memorias de esta la sostienen; y otros personajes de esos que luchan toda
la vida, de los que son imborrables, cargados de ternura y buen humor; y una
banda sonora de jazz y de canciones revolucionarias; y las tensiones
existenciales de Pablo…
Así es Madre, mar, Marta...
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