Poco
tiempo después de publicar «El Sur» («acaso mi mejor cuento», afirma Borges en
la «Posdata de 1956» de Ficciones añadida al «Prólogo» de la edición de
1944 de Artificios), el escritor perdió definitivamente la vista. Parece
ser que este fue el último cuento que manuscribió: ¿sería por eso por lo que lo
considerara el mejor de los suyos?
El bibliotecario Juan Dahlmann, nieto de
un pastor evangelista alemán y también de un militar argentino romántico,
absorto en la lectura de un ejemplar en alemán de Las Mil y Una Noches,
se golpea en la cabeza con el batiente de una ventana y unos días después debe
ser operado. Cuando le dan el alta, decide refugiarse en la estancia familiar
que conserva en el Sur. Para ello, coge el tren y, al cabo, se queda dormido.
Sueña entonces que el tren, por desgracia, lo deja en una parada anterior a la
suya. Por eso necesita otro vehículo y entra en un almacén a buscarlo. Allí,
unos mozos se burlan de él y, al plantarles cara, uno de ellos lo reta a una
pelea con cuchillos. Un viejo gaucho que presencia la escena le proporciona una
daga para defenderse y Dahlmann se ve obligado a afrontar tan desigual pelea,
sin miedo, no obstante, al tipo de muerte que, sin duda, hubiera preferido
antes que sufrir en el hospital.
(Para descargar el comentario completo, ver:
http://descritoediciones.com/comentarios-literarios-el-sur-borges)
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