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martes, 3 de julio de 2012

LO SOLO DEL ANIMAL

Olvido García Valdés
Tusquets, 2012

 En Lo solo del animal, de Olvido García Valdés, (Premio Nacional de Poesía, 2007, por Y todos estábamos vivos), la observación sugerente de la realidad, la narración silenciosa de lo cotidiano y la reflexión sobre la existencia resultan ingredientes sabiamente mezclados por su autora para obtener una obra de un raro lirismo que invita al recogimiento y a escuchar los sonidos interiores, aquellos que hablan de la vida y de la muerte, de la enfermedad, o del dolor, y del bienestar que proporciona la contemplación de animales y plantas, o la charla, en un retiro sereno y apacible, con amigos o con escritores y artistas singulares. Los contrastes entre una felicidad que «requiere... un esfuerzo / en el que persistir, la vida breve» [33] y un «destino para lo /  fatídico..., para lo fatal y lo bueno» [159], entre la memoria nietzscheana de «lo que no cesa de doler» [37] y el recuerdo rousseliano de «haber sido feliz cuando niño» [61], evocan, en mi opinión, aquel «vivir es morir viviendo» del Barroco español, que nuestra autora reconduce hacia un «tu vida crece / viéndote desaparecer» [199].
Por otra parte, Olvido García Valdés se manifiesta extremadamente valiente en el uso del lenguaje, de las estructuras sintácticas, que incluso llegan a romperse en una «no escritura, la transparencia / de la muerte opaca humores regusto / los obedientes el decoro el pollito» [41]. Junto a un lenguaje esencial, desnudo de ropajes al modo de Juan Ramón, maneja una profusión de elipsis, de metábasis, a veces extremadamente audaces, de aposiciones, o de hipérbatos que tensan la expresión hasta conseguir que las cuerdas musicales de la emoción lírica sacudan al lector para plantarlo frente a la propia existencia. Y esto es, creo, un valor literario de primer orden, que aúpa a su autora a la vanguardia de nuestra poesía, porque, al menos desde Joyce, la forma es significativa, y las aportaciones en este sentido, imprescindibles, como las que en este hermoso libro lleva a cabo de García Valdés.

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