Introducción sinfónica (4)
A continuación, los fragmentos prometidos dos
párrafos arriba:
Fragmento 1 (PG:
241):
Bronze by gold
heard the hoofirons, steelyringing.
Imperthnthn
thnthnthn.
Chips, picking
chips off rocky thumbnail, chips.
Horrid! And gold
flushed more.
A husky
fifenote blew.
Blew. Blue
bloom is on the.
Goldpinnacled
hair.
A jumping rose
on satiny breast of satin, rose of Castile.
Trilling,
trilling: Idolores.
Peep! Who's in
the... peepofgold?
Tink cried to
bronze in pity.
And a call,
pure, long and throbbing. Longindying call.
Decoy. Soft
word. But look: the bright stars fade. Notes chirruping answer.
O rose!
Castile. The morn is breaking.
Jingle jingle
jaunted jingling.
Coin rang.
Clock clacked.
Avowal. Sonnez. I
could. Rebound of garter. Not leave thee. Smack. La cloche! Thigh
smack. Avowal. Warm. Sweetheart, goodbye!
Jingle. Bloo.
La traducción de José Mª Valverde (I, 403) es como
sigue:
Bronce junto a Oro, oyeron los
herrados cascos, resonando aceleradamente.
Impertintín tntntn.
Astillas, sacando astillas de
pétrea uña de pulgar, astillas.
¡Horror! Y Oro se ruborizó más.
Una ronca nota de pífano sonó.
Sopló. Bloom, flor azul
hay en él.
Pelo de oro en pináculo.
Una rosa brincante en sedoso
seno de raso, rosa de Castilla.
Trinando, trinando: Aydolores.
¡Cu-cú! ¿Quién está en el…
cucudeoro?
Tinc clamó a Bronce compasiva.
Y una llamada, pura, larga y
palpitante. Llamada lentaenmorir.
Señuelo. Palabra blanda. ¡Pero,
mira! Las claras estrellas se desvanecen. ¡Oh rosa! Notas gorjeando respuesta.
Castilla. Ya quiebra el albor.
Tintín tintín en calesín
tintineante.
Resonó la moneda. Campaneó el
reloj.
Confesión. Sonnez. No
podría. Rebote de liga. Dejarte.
Chasquido. La cloche.
Chascar muslo. Confesión. Caliente. ¡Amor mío, adiós!
Tintín. Bloo.
Y aquí la de García Tortosa y Venegas Lagüéns (11.
1-25):
Bronce junto a oro oyeron
ferrocascos, aceradosonantes.
Impertintrit insolentnt.
Lascas, arrancando lascas de la
uña rocosa del pulgar, lascas.
¡Horrible! Y oro enrojeció más.
Una áspera notapífano sopló.
Sopló. Brotebloom añil en el.
Auripináculo pelo.
Una rosa saltarina sobre
satinado busto de raso, rosa de Castilla.
Trinando, trinando: Idolores.
¡Pío! ¿Quién anda en el...
piodoro?
Tilín clamó por bronce con
pena.
Y una llamada, pura, larga y
vibrante. Llamada demuertelenta.
Cimbel. Suave palabra. Pero
mira: las brillantes estrellas se disipan. Notas que gorgorean respuesta.
¡Oh, rosa! Castilla. Despunta
el alba.
Calesintineo tintineo se oreaba
tintineando.
La moneda sonó. El reloj
tabaleaba.
Revelación. Sonnez. No
podría. Rebote de liga. Dejarte. ¡Zas!
La cloche! Zas en el muslo. Revelación. Cálido. ¡Amor mío, adiós!
Tintineo. Bloo.
Frente a los múltiples juegos de palabras del irlandés,
a sus onomatopeyas, aliteraciones, paronomasias, etc., cada traductor al
castellano ofrece sus mejores aproximaciones, pero no dejan de ser
aproximaciones porque no pueden ser otra cosa.
Fragmento 2 (PG:
280):
O, look we are so! Chamber music. Could
make a kind of pun on that. It is a kind of music I often thought when she.
Acoustics that is. Tinkling. Empty vessels make most noise. Because the
acoustics, the resonance changes according as the weight of the water is equal
to the law of falling water. Like those rhapsodies of Liszt's, Hungarian,
gipsyeyed. Pearls. Drops. Rain. Diddleiddle addleaddle ooddleooddle. Hissss.
Now. Maybe now. Before.
García Tortosa y Venegas Lagüéns (11. 1275-1283) traducen así:
¡Vaya! ¡Mira así somos! Música de cámara. Podría hacer
una especie de retruécano con eso. Es una especie de música en la que pensaba a
menudo cuando ella. Acústica es eso. Tintilinteando. Vasijas vacías las que más
ruido hacen. Por la acústica, la resonancia cambia en la medida en que el peso
del agua es conforme a la ley de la caída del agua. Como esas rapsodias de
Liszt, húngaro, de ojos agitanados. Perlas. Gotas. Lluvia. Tirilin laralara
luruluru. Sisssseo. Ahora. A lo mejor ahora. Antes.
Valverde (I,438), en cambio, traduce:
¡Ah,
mire, estamos tan! Música de cámara. Original, orinal. Se podría hacer un juego
de palabras con eso. Es una clase de música en que pienso muchas veces cuando
ella. La acústica, es lo que pasa. Tintineo. Los cacharros vacíos son los que
hacen más ruido. Porque la acústica, la resonancia cambia según que el peso del
agua es igual a la ley de gravitación del agua. Como esas rapsodias de Liszt,
húngaras, ojos gitanos. Perlas. Gotas. Lluvia. Plinplin plinplin planplan plon
plon plon. Ssss. Ahora. Quizá ahora. Antes.
No puede negarse que este «original, orinal» de
Valverde resulta bastante clarificador, aunque, a la luz del texto inglés,
Joyce no pretenda mostrar tan explícita evidencia de que el origen de esa
«música de cámara» sea el choque del pis de Molly contra el metal del bacín. La
opción de Valverde es única, puesto que tampoco Salas Subirat había encontrado
un orinal o un bacín por ningún lado (mi primer apunte a la traducción del
argentino, de los dos anunciados arriba).
Fragmento 3 (PG:
351):
And she tickled tiny tot's two cheeks to
make him forget and played here's the lord mayor, here's his two horses, here's
his gingerbread carriage and here he walks in, chinchopper, chinchopper,
chinchopper chin. But Edy got as cross as two sticks about him getting his own
way like that from everyone always petting him.
¿Cómo acercar al lector en
castellano a este juego infantil con que seguramente los papás irlandeses
arrancan la risa de sus bebés? Valverde (I, 530) intenta una traducción más
literal:
Y le
hizo cosquillas al bebé en los dos carrillos para hacerle olvidar y jugó a
aquí viene el alcalde, aquí los dos caballos, aquí la carroza de bizcocho y
aquí viene él andando, tintipitín, tintipitín, tintipitín tintán. Pero Edy se
puso hecha una furia porque el otro se salía con la suya así y todo el mundo le
tenía mimado.
En cambio, García Tortosa y Venegas Lagüéns (13.
342-447) se decantan por transcribir la versión del equivalente jueguecito en
castellano:
Y le cosquilleó al nenito en las mejillas a
ver si se olvidaba y jugó con él al éste puso un huevo, éste lo frió, éste le
echó la sal, éste lo probó y este pícaro gordo se lo comió, se lo comió, se lo
comió. Pero Edy se puso como un demonio porque siempre tenía que hacer su real
gana porque todo el mundo lo mimaba.
Fragmento 4 (PG: 382), ejemplo de prosa de época por
parte de Joyce:
Some man that
wayfaring was stood by housedoor at night's oncoming. Of Israel's folk was that
man that on earth wandering far had fared. Stark ruth of man his errand that
him lone led till that house.
Of that house A. Horne is lord. Seventy
beds keeps he there teeming mothers are wont that they lie for to thole and
bring forth bairns hale so God's angel to Mary quoth. Watchers tway there walk,
white sisters in ward sleepless. Smarts they still, sickness soothing: in
twelve moons thrice an hundred. Truest bedthanes they twain are, for Horne
holding wariest ward.
Valverde (II, 23-24) pretende
pegarse a la literalidad del texto, pero, eso sí, modernizándolo:
Algún
hombre que de camino iba se paró junto al umbral al caer la noche. Del pueblo
de Israel era aquel hombre que errando por la tierra tanto había caminado. Pura
bondad humana su sola misión le había llevado a él hasta esa casa.
De
esa casa A. Horne es señor. Setenta camas tiene él allí donde las madres
fecundas suelen acudir a yacer para sufrir y dar a luz retoños recios así el
ángel de Dios anunció a María. Custodias son las que allí andan, blancas
hermanas en insomne hospital. Escozores apaciguan suavizando enfermedad: en
doce lunas tres veces ciento. Fidelísimas servidoras de lecho son todas a una,
para Horne velando las velas con gran vigilancia.
Pero García Tortosa y Venegas Lagüéns (14. 96-107)
prefieren, en cambio, ofrecer una adaptación a nuestra cultura literaria:
Un
omne que de camino sedía cabo la puorta detenido se hubo ca la noche se
llegava. De la yente de Israel aquel omne era qui so la tierra andudiera aluen
et enderredor. Por voluntad e de grado solo habíase llegado fasta aquella
morada.
Daquella
morada A. Horne era el señor. Setenta camas allí guarece de madres plenas do
costumnan a yazer pora soffrir e encaescer rezios ninnos ansí el ángel de Dios
a María dixera. Dúes coidadoras por allí andieron, blancas iermanas en aluergue
espierto. Escocimientos ellas calman, aquexamientos assessegan: en doce lunas
tres vezes un ciento. Fideles de cama alacayas ellas ados son, pora Horne
endereçan lazrado aluergue.
Fragmento 5 (PG: 409) y último:
Bridie! Bridie Kelly! He will never forget the name,
ever remember the night: first night, the bridenight. They are entwined in
nethermost darkness, the willer with the willed, and in an instant (fiat!)
light shall flood the world. Did heart leap to heart? Nay, fair reader. In a
breath 'twas done but—hold! Back! It must not be! In terror the poor girl flees
away through the murk. She is the bride of darkness, a daughter of night. She
dare not bear the sunnygolden babe of day. No, Leopold. Name and memory solace
thee not. That youthful illusion of thy strength was taken from thee—and in
vain. No son of thy loins is by thee. There is none now to be for Leopold, what
Leopold was for Rudolph.
Valverde (II, 58-59) se refiere a una «bella
lectora», así como antes Salas Subirat había escrito una «amable lectora» (el
segundo de mis apuntes prometidos):
¡Bridie!
¡Bridie Kelly! Nunca olvidará él su nombre, siempre recordará la noche, la
primera noche, la noche nupcial. Están entrelazados en la más densa tiniebla,
el deseante y la deseada, y en un momento (¡fiat!) la luz inundará el mundo.
¿Saltó el corazón al encuentro del corazón? No, bella lectora. En un momento se
hizo pero… ¡alto! ¡Atrás! ¡No ha de ser! Aterrorizada, la pobre muchacha huye a
través de la tiniebla. Es la esposa de la oscuridad, una hija de la noche. No
se atreve a concebir el niño del día, áureo de sol. ¡No, Leopold! Ni nombre ni
recuerdo te consuelan. Esa ilusión juvenil de tu energía se te quitó y en vano.
Ningún hijo de tus lomos está a tu lado. Nadie hay ahora que sea para Leopold
lo que Leopold fue para Rudolph.
García Tortosa y Venegas Lagüéns (14. 1453-1466)
hablan, por el contrario, de un «amable lector»:
¡Bridie!
¡Bridie Kelly! Nunca olvidará el nombre, siempre recordará la noche: la primera
noche, noche de bodas. Están entrelazados en la más profunda oscuridad, el
deseoso con la deseada, y en un instante (fiat!) la luz inundará el
mundo. ¿Daba vuelcos el corazón por el otro corazón? No, amable lector. En un
solo suspiro se hubo consumado pero—¡Espera! ¡Atrás! ¡No puede ser! Espantada
la pobre muchacha se escapa a través de las sombras. Es la novia de las
tinieblas, hija de la noche. Incapaz de arrostrar la carga del niño soláureo
del día. No, Leopoldo. El nombre y el recuerdo no son consuelo para ti. Aquella
ilusión juvenil de tu fuerza te fue arrebatada, y por nada. No habrá hijo de
tus lomos a tu lado. Nadie hay ahora que sea para Leopoldo, lo que Leopoldo fue
para Rudolph.
Continuará…
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